El estado crítico en que las universidades latinoamericanas se encuentran en cuanto a la producción de investigación científica es más que evidente en la universidad peruana. Según recientes estudios, sólo son destacables en el tema (pero en puestos muy alejados de las universidades líderes), las universidades: UNMSM, Cayetano Heredia, UNI y Católica. Las demás universidades investigan tan poco, que ni siquiera son mencionadas a nivel latinoamericano. Brasil y Méjico tienen las universidades de mayor producción científica de la región.
El problema en Perú no es nuevo, a pesar de los esfuerzos de los gobiernos de turno en darle el espacio a la universidad para desarrollar y producir conocimiento a través de la investigación universitaria. Por un lado, la contraparte responde a la mínima exigencia que la universidad peruana establece como requisito para obtener un título universitario.
La mayor parte de las universidades (principalmente privadas), sólo exigen que el egresado del pregrado, participe de un costoso “curso de actualización”, que finalmente no brinde ninguna garantía respecto al manejo de la metodología de la investigación que todo profesional universitario debe manejar. El dichoso cursillo sólo forma parte de los nuevos ingresos que las autoridades universitarias manejan muchas veces irresponsablemente, sin orientarlos a la investigación, sino a incrementar los exiguos honorarios de los docentes universitarios que participan de dichos cursos. La titulación del egresado ha llegado a niveles “mercantilistas”, en la que autoridades corruptas enquistadas en el sistema universitario peruano han fundado sus predios para convertirse en “fariseos dueños” de las arcas universitarias, postergando de esta manera la verdadera razón de ser de la universidad.
La universidad peruana, tiene una función tridimensional: la enseñanza, la investigación y la proyección social. Estos tres elementos están íntimamente articulados, es decir, existe entre ellos una interrelación. El desarrollo o atraso de uno favorece o perjudica a los otros dos elementos; y viceversa.
No podemos esperar una enseñanza de alto nivel, cuando la investigación universitaria se encuentra en estado deprimente. La proyección social también sufre el impacto negativo correspondiente.
Cifras recientes han determinado que sólo el 5% de egresados universitarios, logran titularse. Gran parte del 95% (intitulados), se encuentra realizando labores ajenas a su formación académica. Estas cifras nos sugieren una reformulación del tema de la investigación universitaria. La proliferación de universidades en el Perú, lejos de poner al alcance de todos los egresados de la secundaria, el acceso a una educación superior universitaria; contribuye actualmente a la desacreditación y desprestigio de la universidad peruana en su misión de generar investigación científica. La producción de tesis en las universidades de reciente creación, brillan por su ausencia. La producción de textos en las universidades, muchas veces se reducen a meras copias de copias, con fines comerciales.
Es que la función universitaria de investigar, tiene un sentido especial y directo con el desarrollo de una nación. “Universidad que no investiga, nación que no desarrolla”. Nuestro país goza de ingentes riquezas de todo tipo y variedad. Estos productos son reconocidos por el mundo entero, sin embargo la investigación y tecnología proviene de otras sociedades: EE.UU, Francia, Italia, Alemania, Japón, China, Corea, Rusia, etc.
Nuestro país entero no debe renunciar a su derecho de desarrollo, no debe renunciar a la explotación responsable y sostenible de sus recursos. Tampoco debe renunciar a su derecho de investigar científicamente, a través de sus universidades, los eventos sociales, naturales, económicos, tecnológicos y energéticos que forman parte de nuestro patrimonio nacional.
El actual gobierno debe afrontar más de doscientos conflictos sociales, “herencia del anterior gobierno”. La universidad puede contribuir a la solución de ciertos conflictos, a través de su capacidad investigadora, analizando y planteando alternativas de solución al respecto.
El reciente y complejo conflicto suscitado entre el gobierno regional de Cajamarca y el gobierno Central, a causa de la explotación de las minas de oro por parte del Proyecto Minero Transnacional Minas Conga, es uno de los tantos conflictos aún sin resolver, que ha ocasionado pérdidas millonarias, en detrimento principalmente del sector popular de Cajamarca. Cajamarca tiene una prestigiosa y antigua universidad: La Universidad Nacional de Cajamarca, creada desde 1962 y principal centro de estudios superior y de investigación científica. Las carreras que ofrece son: Agronomía, Ingeniería Forestal, Ingeniería Ambiental, Agro negocios, Alimentarias, Economía, Contabilidad, Administración, Derecho, Educación, Sociología, Ingeniería Civil, Ingeniería Geológica, Ingeniería Hidráulica, etc.
El propio gobierno central, ha renunciado a la oportunidad de resolver el conflicto minero “Conga” a través de la mejor organización científica de Cajamarca como es la UNC, prefiriendo para ello, de la participación de unacuestionada consultora británica denominada “Knight & Piesold”. Este es el triste gesto de un gobierno mal llamado “nacionalista”, que prefiere lo extranjero cuestionado a lo nacional y responsable. En esto, no hay mucho que explicar, pero resulta extraño que precisamente se siga maltratando a la universidad peruana, prefiriendo pagar millones de dólares a los ajenos a quienes no les interesa nuestra ecología y medio ambiente, sólo les importan los grandes dividendos que pueda resultar de una aprobación irresponsable por la explotación desmedida del oro de Pachacútec. Demostrado está que no existen estímulos por parte del gobierno central para generar investigación científica.
Es que la globalización no obliga a ningún gobernante a preferir lo extranjero en detrimento de las potencialidades locales o nacionales. La globalización es un fenómeno que nos permite ver las inmensas oportunidades de mejorar nuestro comercio exterior, el acceso a mayores conocimientos, la comunicación veloz con otros puntos del planeta, pero también la oportunidad de contribuir masivamente a la explotación de los recursos y comercialización con responsabilidad social y ambiental. Para ello, la investigación universitaria debe constituirse en la piedra angular del desarrollo socio económico sostenible. Lamentablemente, ni el gobierno, ni la comunidad universitaria han demostrado coherencia en el tratamiento de los conflictos sociales, menos en las investigaciones científicas que es función obligatoria de la universidad.
Las tesis presentadas por los graduandos, maestristas y doctorandos; deben formular propuestas para resolver situaciones como el caso “Conga”, desde las distintas aristas. La importante gama de profesiones de la UNC nos brinda una idea clara que el conflicto minero puede ser resuelta con las investigaciones universitarias del caso, pero lo cierto es que una vez más la universidad peruana es postergada en sus funciones científicas.
Con este breve análisis, es posible demostrar el porqué estamos como estamos. Cada ente involucrado en la problemática tratada está haciendo las cosas al revés de lo que debería hacerlas. El resultado está a la vista.